miércoles, 11 de mayo de 2016

ATRAPADA EN LAS REDES DE MI SOBRINO PARTE 1


Me llamo Valeria, soy chilena, 41 años, felizmente casada, estatura media a alta, muy blanca, bastante "buena", según comenta mi esposo. En mi vida personal me considero una mujer satisfecha, nunca lo he engañado, jamás he estado con otro hombre en la cama. Alguna vez he fantaseado con ello, pero solo para imaginarme que se sentiría. En fin, hoy quiero contarles mi historia :



Tenemos un matrimonio amigo al cual conocemos desde que éramos chiquillos. Hay mucha confianza entre nosotros, nos visitamos frecuentemente ya que vivimos en la misma villa. Tienen dos hijos, Paula y Ricardo; nos dicen tíos a mi esposo y a mí porque nos conocen desde siempre. Hace un tiempo nuestros amigos salieron de viaje por dos semanas y me encargaron que visitara de vez en cuando a los chicos para ver como estaban. Como otras veces accedí, pero solo podía ir yo a visitarles ya que mi esposo trabaja afuera y llega cada 5 días a nuestra casa.

Una tarde que fui, encontré a Ricardito viendo tele, Paulita no estaba, tenía clases hasta tarde en el instituto. Mi sobrino me invitó a que lo acompañara y yo acepté al tiro porque estaba aburrida y no tenía nada que hacer. Estábamos viendo la tele cuando Ricardito muy sonrojado me dice que tiene un problema muy personal y si puede confiar en mí,... ¡¡por supuesto que sí!!, le respondí, soy tu tía que te quiere y haré lo que sea por ayudarte. - Lo que pasa tía, me dijo,... pero por favor no te enojes,... es que nunca he visto desnudo el cuerpo de una mujer, a menos que sea en fotos,... y parece que se nota,... mis amigos se burlan de mí. Se que es una locura tía, pero...¿tu podrías mostrarme un poquito?,... te juro que sería nuestro secreto,... jamás se lo diría a mis padres. Eres la mujer más linda que conozco y no tengo confianza con nadie más como para pedirle algo así. - Pero Ricardito, le dije sobresaltada,... es una verdadera locura lo que me pides, imagina lo que pasaría si tus padres llegaran a enterarse.

Me juró y re juró que jamás hablaría nada, que lo que yo quisiera mostrarle sería suficiente, que no olvidara que algún día yo le había ofrecido hacer lo que fuera por él y ahora me le estaba negando. Eso me conmovió, - no quiero fallarte nunca le dije -, pero le advertí,... solo te mostraré lo que yo quiera,... y deberá ser nuestro gran secreto.

Su cara de contento y un sonoro beso en mi mejilla me animaron. Me paré frente al televisor, lo apagué y empecé a sacarme lenta y nerviosamente mi sweter, un coqueto sostén de encaje blanco quedó a la vista, tan fino que dejaba traslucir mis pezones. Por una extraña razón se habían parado. Dudé un momento, lentamente desabroché la prenda y la dejé caer, el veía solo mi espalda. Le dije, - espera un momento antes de atreverme a dar la vuelta. Él pícaro me respondió... - tiíta, mejor te das vuelta lentamente y con los ojos cerrados para que no te sientas mal,... muy buena idea, le respondí. Esperé unos segundos, mi corazón se me salía del pecho, era una sensación rara, morbosa diría yo, reconocí espantada que aquella situación no solo me tenía nerviosa,... me tenía caliente. Cerré lentamente los ojos y comencé a girar. Pensamientos encontrados pasaban por mi mente,... sentía como entraba la luz del ventanal, lo que seguramente le permitía ver claramente mis tetas,... recordé mis pezones parados y sentí vergüenza.
Por fin estuve de frente,... a pesar mis ojos cerrados, sentía su mirada,... recuerdo haber pensado... ojalá le gusten mis tetas, hubiera sido terrible haber pasado por eso y que no le gustaran. - Estaba en eso cuando un click extraño me llamó la atención - Giré y dándole la espalda comencé a vestirme nerviosamente. Tardé un rato en mirarlo a la cara,... - le pregunté -,... ¿ que te pareció ?, espero no haberte defraudado;... ¡ Ah tía, tus senos son lo más lindo que alguna vez haya imaginado ¡ Pero hice algo que quizás no te guste, me dijo bajando la vista,... estaba tan maravillado que no pude aguantar y te tomé una foto. ¿...? Al ver mis ojos desorbitados, se apresuró a replicar... - Pero no te preocupes tiíta -, fue con mi cámara digital, tu foto no la revelará nadie, así que solo yo la veré, ...la guardaré en mi computador, y tu sabes que mi mamá y mi papá no cachan una y jamás se meten ahí.

Su actitud parecía sincera, solo imaginarlo corriéndose unas pajas con mi foto hizo que mi corazón se acelerara nuevamente. Bueno, le dije nerviosa, me tengo que ir,... pero por favor,... que sea nuestro secretito. Salí rápidamente. Mientras caminaba hacia mi casa pensé,... no fue tan malo, hasta me gustó, y además ya pasó.

Esa noche, al revisar mi correo electrónico, dí un salto así de grande, al encontrarme con un e-mail de Ricardito en que venía mi foto. Me asusté mucho y la borré enseguida. Nuestra hija que a veces nos visita, usa el computador; me estremeció solo pensar que pudiera verme “pilucha”, - o casi -, en la sala de nuestros amigos ( los muebles se veían perfectamente ). Además mi esposo también lo usa para sus negocios, donde el e-mail para él es muy importante.
Al día siguiente no pensaba volver casa de mis amigos, me sentía incomoda, pero Ricardito insistió, me llamó por teléfono pidiéndome que por favor fuera, que tenía algo muy importante que decirme. Me asusté y acepté, fuí como a las 3 de la tarde. Al llegar lo encontré solo. Me contó que la Paula estaba en casa de una compañera, que llegaría tarde y podíamos conversar tranquilos. Pasamos a la sala y le recriminé por haberme mandado la foto, le expliqué que era muy peligroso, que cualquier descuido repercutiría terriblemente en mi matrimonio. Me juró que no volvería a hacerlo. Luego agregó que me veía tan linda y quiso que yo me viera. Agregó que por la noche había mirando mucho mi foto, lo que me hizo sonrojar. Después de un rato de silencio y como tomando aire me dijo muy serio... - Tía, tu sabes que yo te quiero mucho, y más ahora que compartimos un gran secreto. Por favor no te enojes, compréndeme, eres algo muy especial para mí y por lo mismo,... se detuvo un instante, tomó aire,... y de sopetón me dijo: quiero mirarte de nuevo, pero quiero que te quedes solo en calzones. - ! Estas loco ¡ le dije enrabiada, - compréndeme tía,... todo muchacho de mi edad sueña con algo así,... yo no quiero perder esta oportunidad, estoy desesperado. De puro nervioso podría mandarle un e- mail al tío,... Esa posibilidad me aterró - le dije - te pasaste pa'chueco Ricardito, mira con lo que me sales ahora, así me agradeces lo comprensiva que he sido contigo. Te voy a dar en el gusto, pero solo porque con esa maldita foto me tienes atrapada.

Cerré las cortinas de la sala y me paré sobre la gruesa alfombra, él se sentó cómodamente en el sofá con cara ansiosa. Me saqué el suéter,... me desabroché la larga falda que llevaba, la cual cayó por sí sola. Quedé en sostén y tanga de encaje. Me saqué lentamente el sostén mostrándole nuevamente mis tetas, el corazón se me aceleró, veía su cara, parecía gustarle mucho el espectáculo y me dijo: - gira lentamente tía, quiero verte por todos lados... obedecí en silencio. Después de unos minutos me dice con voz nerviosa: - ya que reconoces tiíta que te tengo atrapada... quiero que te saques también el calzón; Intenté protestar, pero me di cuenta que era inútil, estaba a merced de un chiquillo que quería explorar lo erótico, era su juguete. Sentí una mezcla de humillación, de indefensión, pero acompañado también de mucho morbo. Le di la espalda y me bajé la tanga, quedé a poto pelado, completamente desnuda ante él, me sentí paralizada, no sabía que hacer, su voz me sobresaltó... - date vuelta tiíta, ...y acércate; así lo hice,... cuando me paré frente a el, un rayo de sol se colaba por entre las cortinas y caía sobre mí, dejando al descubierto todos los detalles de mi cuerpo. Me dijo: - recuéstate a mi lado, pero que sea a lo largo en el sofá. Intenté acomodarme, pero con él sentado en un extremo no entraban mis piernas, - le dije - no puedo, no entramos ahí los dos. Pero astutamente me dijo el muy zorro: - si abres mucho las piernas y pasas la izquierda por atrás mío sobre el respaldo entramos los dos; Me quería con las piernas abiertas el muy pillo... y yo con mi conchita depilada, solo con un pequeño mechón arriba, como le gusta a mi marido. A esas alturas ya estaba resignada y me coloqué en posición,... cuando me miré la concha me avergoncé mucho, ahí estaba, peladita, rosada, con los labios semiabiertos y mojados, nunca olvidaré su cara al verme. Por primera vez vi distinto su rostro, no era el del joven que conocía desde bebé, era el de un hombre, un hombre tremendamente caliente, que tenía un juguete sexual y no sabía que hacer con él. Me dijo,... - ábretela mucho,... eso es,... sóbala con un dedo,... muy bien,... sigue así. En ese punto yo ya no daba más de caliente, mi concha estaba empapada y al estar peladita, eso se notaba, mi dedo se perdía a ratos en su interior, gemía desesperada, me la abría al máximo, quería que me mirara muy bien, quería que me viera toda, que viera a su tía descontrolada de deseo, que memorizara mi concha mojada con mi dedo ahí adentro, no tenía limites, ya todo mi pudor se había ido a la cresta, no podía creer que le estuviera haciendo un show sexual a Ricardito. Ni a mi marido se lo había hecho jamás.
Fue tan fuerte y especial para mí sentirme un objeto de deseo. Estaba en lo mío, acariciando mis agujeros con mi dedo. Cuando por fin se decidió a tocarme, siento un dedo suyo entrando junto al mío. - Eso es mi machito, hazme lo que quieras, soy tuya para que juegues, tu tiíta es toda tuya, toda tuya,...así, así, aprende a gozar con una mujer, ¿no es rico?, aprovéchame,... que así como estoy no tengo fuerzas para negarte nada. Sus dedos me exploraron la concha, esos dedos que nunca habían tocado ninguna. Me abría los labios, me acariciaba el culo, amasaba mis tetas, pellizcaba mis pezones, y yo como loca. Gemía y me sentía abandonada a sus caprichos, con él haría lo que quisiera. De pronto soltó un gritiito ahogado, sospeché que había acabado, ahí acabé yo también. Me sentí mareada, y por primera vez pensé en su pico. Intente adivinar como lo tendría, ¿sería largo? ¿grueso?. Me di cuenta de que si el hubiera querido culiarme yo lo habría dejado, estaba loca de caliente. Afortunadamente todo había llegado hasta ahí, me vestí y sin decir nada partí hacia mi casa. Curiosamente, no me sentía tan mal, era rico sentirse deseada. Él me conocía ahora en pelotas, pero lo forzado de la situación hacía que me sintiera liberaba de toda culpa. Mi conciencia no me atormentaba, ciertamente lo disfrutaba. Que mujer puede dejar de reconocer que en sus fantasías no alberga el deseo animal de desvirgar a un muchacho. Ser la primera en disfrutarlo,... la primera en enseñarlo. Aunque aquello no había ocurrido, me sentía satisfecha. Ahora mi pregunta era, en que podía terminar todo aquello, no lo sabía. Pero sí de algo podía estar segura, era que el muy diablillo me tenía atrapada entre sus redes.


TIA VALERIA.


PS. Comenten para la segunda parte

3 comentarios:

  1. Que relato mas rico y excitante, reconozco que tengo la fantasia de estar con una tia pero no solo mirarla y tocarla claro. Ojala puedas escribir una segunda parte si no me la puedes contar escribeme a hunter_2010@hotmail.es

    ResponderEliminar
  2. Me encantaron sus Relatos!!

    Coopero con el mio:

    En el supuesto de que se hubiera rodado una película en ese bar y Dickie y Niko hubieran sido dos figurantes, a ningún director artístico, por deterioradas que estuvieran sus facultades mentales, se le habría ocurrido juntar a aquellos dos ni, menos aún, pretender que fingieran ser amigos. Pero ni allí había un rodaje que exigiera una mínima verosimilitud en la puesta en escena ni Dickie y Niko interpretaban otro papel que no fuera el suyo propio. Por incongruente que resultase la estampa que componían y por mucho que dieran la impresión de moverse en las antípodas (si no en términos estrictamente geográficos, sí, al menos, en un sentido espiritual) Dickie y Niko, según descubrí más tarde, eran grandes amigos.

    De hecho, difícilmente se habría podido reunir a dos individuos más antagónicos en apariencia. Para empezar, Dickie (gafas con cristales de culo de botella, metro noventa, pulcritud extrema, manos largas y delicadas, aire flemático y un tanto insípido, cara de no haber roto nunca un plato) parecía la clase de tipo que se pasa la vida devorando libros, escribiendo poemas y hablando en serio: un tipo, en suma, capaz de amargarte la noche si en una cena multitudinaria tienes la mala suerte de sentarte a su lado. Por el contrario, Niko (apenas un metro sesenta y cinco, camiseta sin mangas empapada de sudor, cuerpo robusto y musculoso de estibador, aspecto decidido e insolente, mirada intensa, inquieta y hambrienta de buscavidas, aunque con una expresión vagamente cerril) pertenecía a la clase de tipos que una prefiere no encontrarse a ciertas horas en un suburbio desierto, aunque, siendo como soy mujer de pocos prejuicios, estoy dispuesta a admitir que existe la posibilidad de que tras un aspecto tan bronco, rudo y pendenciero palpite un corazón de oro macizo. De cualquier forma, Niko distaba mucho de ser el tipo que uno elegiría para departir con él sobre los fascinantes efectos de la ausencia de comas en la obra de X. Claro que yo no tenía la menor intención de embarcarme en una conversación semejante. Acababa de conocer a mi padre biológico a la edad relativamente avanzada de veintisiete años y habría dado lo que fuera por olvidar este hecho. No negaré que, como todo hijo de padre desconocido, había fantaseado en torno a la identidad de mi progenitor pero, a diferencia de otros, yo siempre había tenido la sensatez de no tratar de averiguar la verdad.
    Mas en https://relatossexualescandentes.blogspot.mx/2016/12/poker-de-ases-con-comodin.html

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...